6 Consejos para conservar tu vino abierto

1. Cierra la botella

Al tapar la botella reducimos la circulación de oxígeno y, por tanto, dilatamos el proceso de oxidación del vino. Basta con usar el mismo tapón que hemos utilizado. Si no estamos seguros de que vamos a acabarnos la botella, es conveniente taparla después de servir el vino. Incluso, podemos servir el vino en una pequeña jarra y volver a meterlo en la nevera. Si el corcho está dañado puedes usar un tapón especial que permite cerrar la botella de la forma más hermética posible.

2. Refrigera el vino

La oxidación del vino se acelera a mayor temperatura. Por ello es conveniente guardar la botella en el frigorífico si no vamos a bebérnosla de una sentada. Si el vino es tinto, sácalo de la nevera dos o tres horas antes de volver a servirlo. A nadie le gusta el vino recién sacado del frigorífico. Recuerda en cualquier caso que el frío ralentiza el proceso de oxidación del vino, pero no acaba con él. Un vino que lleva abierto una semana por mucho que haya estado en la nevera será imbebible.

3. Mantén la botella en un lugar oscuro

En Navidad no hay demasiada luz pero, en cualquier caso, debemos mantener las botellas de vino (también mientras comemos) lejos de la radicación solar, que afecta negativamente a su sabor.

4. Conserva la botella en vertical

Es conveniente conservar las botellas de vino cerradas en horizontal, pero no las que ya están abiertas, pues esto aumenta la superficie de contacto del aire con el vino y acelera su degradación.

5. Cambia el vino de botella

Cuanto menos vino quede en la botella más rápido será el proceso de oxidación, pues mayor oxígeno hay en el interior de esta. Si tienes botellas de diversos tamaños que puedan cerrarse herméticamente –y si no las tienes, las venden en cualquier bazar– vierte el vino sobrante en la que se ajuste más.

6. Prueba algún aparato para prolongar la vida del vino

Si necesitas alargar la vida de tus vinos por más tiempo en las tiendas especializadas se venden diversos ingenios para tal fin. El más común es el vacuvín, una especie de tapón con una bomba que permite extraer el aire de la botella, doblando la vida del vino. Existen también aparatos para hostelería con los que se puede introducir gas inerte en la botella, lo que permite alargar mucho más la vida del vino, pero se escapa por completo de los presupuestos domésticos.